El vidrio, según la RAE en su primera acepción, es un «Material duro, frágil y transparente o traslúcido, sin estructura cristalina, obtenido por la fusión de arena silícea con potasa y moldeable a altas temperaturas«.
La definición tecnológica es más precisa: «Los vidrios son materiales sólidos que se obtienen por enfriamiento rápido de una masa fundida, impidiendo su cristalización«.
Dejando a un lado las definiciones, existen una gran variedad de tipos de vidrios, pero a lo largo de la historia siempre se ha nombrado de manera singular, por lo que muchas personas piensan que el vidrio es un material único.
El mal hábito de llamar cristal al vidrio está tan arraigado que es muy difícil cambiarlo, por lo que los profesionales del sector admiten esta definición en su ámbito comercial. Es por esta razón que se utiliza indistintamente tanto la palabra vidrio como cristal, para referirse a cualquier producto fabricado con este material, aunque no sea lo correcto.
El avance de las nuevas tecnologías, cada día nos sorprenden con la creación de vidrios nuevos y con características especiales. Estos avances, junto al gran número de productos que se fabrican diariamente con vidrio, lo convierte en un material indispensable para la sociedad, y más aún cuando se trata de un material totalmente reciclable y sostenible.
Su uso se ha extendido sobre todo en el sector de la construcción. La seguridad y las nuevas propiedades conseguidas a través de distintas composiciones químicas, nos ofrecen cada día soluciones más novedosas.
Clasificación de los vidrios
Ante la gran diversidad de productos elaborados con vidrios y sus distintas composiciones, no es fácil hacer una clasificación que reúna todos los criterios. Aun así, podemos hablar de las cinco clasificaciones más utilizadas a la hora de definir los vidrios:
- Por su estructura.
- Por su composición.
- Por sus propiedades.
- Según su tecnología de fabricación.
- Según sus aplicaciones o usos.
Vidrios para mamparas o particiones
El vidrio que se utiliza en las mamparas son el templado, el laminado y la combinación de ambos. Este tipo de vidrios ofrecen la seguridad y resistencia necesaria para poderlos instalar con todas las garantías.
Todos ellos cumplen las normativas vigentes que garantizan la seguridad y protección en caso de la fractura del vidrio, por eso se les llama también vidrio de seguridad.
El vidrio templado es un cristal de seguridad. Para su elaboración se somete a altas temperaturas entre 575 a 635 °C, y una vez calentado se pasa a un rápido enfriamiento con aire o por inmersión en un líquido frío.
Esto le confiere una resistencia muy alta y que, en caso de fractura, lo haga en pequeños fragmentos. Pueden tener distintos grosores, siendo los más utilizados los de 6 mm, 8 mm, 10 mm y 12 mm, aunque pueden llegar hasta los 25 mm de espesor.
El vidrio laminado está compuesto por dos o más vidrios unidos mediante películas que se van intercalando y que se someten a un proceso de calor y presión.
Estas capas, con las que se unen los vidrios, están compuestas de butiral de polivinilo (PVB), etil-vinil-acetato (EVA) o resinas que se activan por la mezcla propia de sus compuestos o a través de luz ultravioleta. Ofrece mayor aislamiento térmico que el templado.
El vidrio templado-laminado es la mezcla de los dos, para hacerlo mucho más resistente. Este tipo de vidrios suelen colocarse en edificios donde las condiciones climáticas son extremas, o están sometidas a fenómenos atmosféricos importantes (huracanes, ciclones, tormentas, etc.).
Usos principales de los vidrios templados y laminados
Los vidrios templados son muy utilizados en todo tipo de puertas, mamparas y barandillas.
En cuanto a los vidrios laminados, se emplean más en fachadas de edificios, techos y superficies pisables, escalones y en barandillas, tanto interiores como exteriores, que no necesiten herrajes.
Estos dos tipos de vidrios ofrecen unas excelentes propiedades, como son un gran aislamiento tanto térmico como acústico, una gran durabilidad y una protección frente a los impactos.
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